lunes, 5 de octubre de 2009


No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje,

a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo,

en lo más alto,

nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor,

aunque sea jubiloso dolor,

lo que pensándolo bien nada tiene de raro,

porque naceres una alegría que duele.


Pequeña muerte,

llaman en Francia a la culminación del abrazo,

que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra

y acabándonos nos empieza.


Pequeña muerte, la llaman;

pero grande , muy grande ha de ser,

si matándonos nos nace.

No hay comentarios: